Busquemos una definición de las que nos da Wikipedia:
"La vanidad se define como un tipo de arrogancia, engreimiento, una percepción exagerada de la soberbia."
Nos dice la historia que el Papa Gregorio Magno por el año 590, proclamó los siete pecados capitales y dijo que la vanidad era el peor de todos porque poseía la semilla de todos los males.
Dijo ésta frase: "La vanidad es el comienzo de todos los pecados".
Como vemos la vanidad se contrapone con la humildad, porque la vanidad es ese orgullo que se asienta sobre cosas vanas, es decir superficiales. Tiene que ver con el Ego exacerbado, es decir maximizar el Ego que nos hace pensar siempre primero en nosotros mismos de modo equivocado, es un pensar que sirve para aparentar, para ganar elogios, aumentar la reputación, el quedar bien delante de los otros, el ser alabado, tiene que ver con la vanagloria, con el querer ser el centro de la atención de todos. El vanidoso requiere de la admiración de los demás, la necesita para poder sostener la vanidad, sin admiradores no habría vanidosos.
La vanidad se sostiene también en la adulación, en los elogios. A todos nos gusta ser reconocidos, pero el reconocimiento no es adulación, el reconocer tiene que ver con la verdad dicha con sinceridad, la adulación muchas veces va de la mano de la mentira, se halaga sólo para agradar, independientemente que el halago tenga base cierta o no.
Sin embargo nuestro planeta está lleno de aduladores que sostienen a los vanidosos, y eso me recuerda ese pasaje del libro "El Principito" donde se consigue con el vanidoso, lo recuerdan? fue el segundo planeta que visitó, allí habitaba sólo un vanidoso que tenía un elegante traje y un sombrero de copa, le dijo al Principito que le aplaudiera mientras él le saludaba con su sombrero de copa, también le pidió que le alabara y le admirara, cosa que no entendía el Principito para qué podía servirle, lo hizo, pero al final muy confundido se marchó de aquél planeta.
Vanidosos como éste hay muchos en nuestro mundo, pienso que el que sufre de éste mal debe tener algún problema consigo mismo, con su seguridad interior, es decir cuando se necesita demasiado ser admirado y reconocido como el mejor, el más guapo, el mejor vestido, el más rico, el más popular, etc...hay algo que no está marchando bien en relación a la seguridad en sí mismo, porque si sé que soy el mejor, el más guapo, etc, qué necesidad tengo de que los demás me lo afirmen a cada momento? Si sé lo que soy no necesito que los demás me lo digan constantemente.
Pero es que los vanidosos se alimentan de los halagos, es algo que les alimenta el Ego, y eso les hace sentirse felices. No voy a decir como el Papa Gregorio Magno que la vanidad es el comienzo de todos los pecados, pero sí pienso que el que vive lleno de vanidad no puede ser feliz consigo mismo ni con los demás, depender de las alabanzas de los otros para poder sentir que somos alguien es realmente descorazonador porque el día que nadie te alabe entonces ese día dejas de ser.
Y no debemos confundir la vanidad con la aceptación de reconocimiento por méritos propios, porque suele suceder que muchas veces pensando en no pecar de vanidosos no sabemos aceptar un cumplido que merecemos, creemos que si lo hacemos seremos juzgados de vanidosos y engreidos, y no es asi. Estaba releyendo un libro que leí hace muchos años llamado "Tus Zonas Erróneas" del Dr. Wayne W. Dyer, un buen libro sin duda, y en su capítulo III : "Tú no necesitas la aprobación de los demás", nos dice que la necesidad de aprobación equivale a decir que lo que el otro piensa de mi es más importante que lo pienso yo de mi mismo. Comenta en éste capítulo que "desear" la aprobación o halagos de otros para sentirnos felices, no es malo, ya que todos necesitamos que nos acaricien mentalmente de vez en cuando, pero comienza a ser malo cuando ese deseo pasa a ser una necesidad es aquí entonces cuando la aprobación se convierte en una zona errónea de nuestra personalidad que demanda atención.
El vanidoso no sólo tiene un deseo normal de ser aprobado, alabado o halagado, ya es algo más que eso, es una necesidad. Se convierte en el eje de su vida sin lo cual no es nadie. Dice el Dr. Dyer:
"Hay que deshacerse de la necesidad de aprobación. Nada de signos de interrogación aquí. Hay que erradicarla completamente de tu vida si quieres lograr tu realización personal. Esa necesidad es un psicológico callejón sin salida que no te aporta ningún tipo de beneficio. "
Y claro el Dr. Dyer no sólo se refiere a la necesidad de aprobación de los vanidosos sino también a la que sentimos todos los seres humanos muchas veces y que al no obtenerla de los demás nos inmovilizamos, nos sentimos infelices, frustrados, etc... recordemos que siempre habrán personas que nos desaprueben y que no estén de acuerdo con nuestras opiniones, pero recordemos una vez más el segundo acuerdo ( Los cuatro acuerdos) nada de lo que hacen los demás hacia tí debes tomartelo personalmente, es problema de los demás su opinión respecto a tí, no problema tuyo. Pero bien, volviendo al tema la vanidad que es lo que nos ocupa en éste post, recuerdan ustedes la leyenda de Eco y Narciso, de la mitología griega?
Es una de las leyendas de la mitología griega que más me gusta y de la cual hay diversas versiones, les resumiré un poco ésta leyenda de cómo la he leido, dice que Eco era una ninfa de los bosques muy alegre y parlanchina, con sus conversaciones entretenía a su madre Hera y su padre Zeus escapaba entonces a tener amoríos con otras, cuando Hera lo supo, muy enojada castigó a Eco y el castigo consistió en que ella sólo podría repetir la última parte de las frases que escuchara, lo cual entristeció mucho a Eco quien se refugió en una cueva en el bosque cercana a un riachuelo. Por otro lado Narciso era hijo de una ninfa, Liríope, cuando nació un adivino le dijo a su madre que si su hijo se miraba a un espejo esa sería su perdición, por lo cual la madre nunca tuvo espejos en casa. Narciso era muy guapo pero no lo sabía y no hacia caso a las chicas que suspiraban por él. Siempre estaba distraido en sus propios pensamientos, un día llego hasta el riachuelo cercano a donde vivía Eco, quien le vió y quedó prendada de él pero no se atrevía a hablarle. Cada vez que veía a Narciso en el bosque le seguía sin ser vista, hasta que un día piso una ramita en el suelo y el ruido hizo que Narciso la descubriese. Narciso le preguntó: Qué haces aquí? por qué me sigues? y la pobre Eco que sólo podía repetir las últimas frases atinó a responder: Aquí...me sigues. Lo cierto fue que Eco buscó ayuda en los animales del bosque, quienes le hicieron entender a Narciso el amor que ella sentía por él, pero Narciso se burló de ella, al saber eso, Eco se refugió en su cueva llena de tristeza y muriendo de pena, dicen que hasta llegó a convertirse en parte de la propia piedra de la cueva.
La Diosa Nemesis (Diosa de la venganza) apiadada de Eco, decidió castigar a Narciso, y le hizo sentir una terrible sed, por lo cual un día en el bosque en que Narciso estaba paseando, éste se acercó al riachuelo a tomar agua pero cuando miró su reflejo en el agua, fue tan grande su impresión que quedo embelesado por sí mismo y cuentan que enamorado de su imagen se lanzó al agua para reunirse con ella, muriendo ahogado. En el lugar donde murió nació entonces la flor del Narciso, que crece en las aguas de los rìos reflejandose en ella.
Como vemos fue triste el final de Narciso y el de Eco también, creo que aunque Narciso no se había visto nunca en el espejo ni sabía de su belleza, era de por sí arrogante ya que el sólo hecho de burlarse de Eco y de su amor deja mucho que decir de él mismo, aún más cuando quedó prendado de su belleza al ver su imagen en las aguas del río.
Lo cierto queridos amigos es que la vanidad no es ciertamente una virtud, lo único que nos acarrea son frustraciones y decepciones pero sobre todo oscuridad, porque donde hay vanidad no puede brillar la luz del conocimiento y la verdad, en otras palabras es un camino sin luz.
Y para terminar les dejo una cita sobre la vanidad:
La vanidad es el enemigo nato de la serenidad y de la reflexión sensata. Adolfo Kolping
Me despido con un abrazo en la luz,
Dina
Vanidosos como éste hay muchos en nuestro mundo, pienso que el que sufre de éste mal debe tener algún problema consigo mismo, con su seguridad interior, es decir cuando se necesita demasiado ser admirado y reconocido como el mejor, el más guapo, el mejor vestido, el más rico, el más popular, etc...hay algo que no está marchando bien en relación a la seguridad en sí mismo, porque si sé que soy el mejor, el más guapo, etc, qué necesidad tengo de que los demás me lo afirmen a cada momento? Si sé lo que soy no necesito que los demás me lo digan constantemente.
Pero es que los vanidosos se alimentan de los halagos, es algo que les alimenta el Ego, y eso les hace sentirse felices. No voy a decir como el Papa Gregorio Magno que la vanidad es el comienzo de todos los pecados, pero sí pienso que el que vive lleno de vanidad no puede ser feliz consigo mismo ni con los demás, depender de las alabanzas de los otros para poder sentir que somos alguien es realmente descorazonador porque el día que nadie te alabe entonces ese día dejas de ser.
Y no debemos confundir la vanidad con la aceptación de reconocimiento por méritos propios, porque suele suceder que muchas veces pensando en no pecar de vanidosos no sabemos aceptar un cumplido que merecemos, creemos que si lo hacemos seremos juzgados de vanidosos y engreidos, y no es asi. Estaba releyendo un libro que leí hace muchos años llamado "Tus Zonas Erróneas" del Dr. Wayne W. Dyer, un buen libro sin duda, y en su capítulo III : "Tú no necesitas la aprobación de los demás", nos dice que la necesidad de aprobación equivale a decir que lo que el otro piensa de mi es más importante que lo pienso yo de mi mismo. Comenta en éste capítulo que "desear" la aprobación o halagos de otros para sentirnos felices, no es malo, ya que todos necesitamos que nos acaricien mentalmente de vez en cuando, pero comienza a ser malo cuando ese deseo pasa a ser una necesidad es aquí entonces cuando la aprobación se convierte en una zona errónea de nuestra personalidad que demanda atención.
El vanidoso no sólo tiene un deseo normal de ser aprobado, alabado o halagado, ya es algo más que eso, es una necesidad. Se convierte en el eje de su vida sin lo cual no es nadie. Dice el Dr. Dyer:
"Hay que deshacerse de la necesidad de aprobación. Nada de signos de interrogación aquí. Hay que erradicarla completamente de tu vida si quieres lograr tu realización personal. Esa necesidad es un psicológico callejón sin salida que no te aporta ningún tipo de beneficio. "
Y claro el Dr. Dyer no sólo se refiere a la necesidad de aprobación de los vanidosos sino también a la que sentimos todos los seres humanos muchas veces y que al no obtenerla de los demás nos inmovilizamos, nos sentimos infelices, frustrados, etc... recordemos que siempre habrán personas que nos desaprueben y que no estén de acuerdo con nuestras opiniones, pero recordemos una vez más el segundo acuerdo ( Los cuatro acuerdos) nada de lo que hacen los demás hacia tí debes tomartelo personalmente, es problema de los demás su opinión respecto a tí, no problema tuyo. Pero bien, volviendo al tema la vanidad que es lo que nos ocupa en éste post, recuerdan ustedes la leyenda de Eco y Narciso, de la mitología griega?
Es una de las leyendas de la mitología griega que más me gusta y de la cual hay diversas versiones, les resumiré un poco ésta leyenda de cómo la he leido, dice que Eco era una ninfa de los bosques muy alegre y parlanchina, con sus conversaciones entretenía a su madre Hera y su padre Zeus escapaba entonces a tener amoríos con otras, cuando Hera lo supo, muy enojada castigó a Eco y el castigo consistió en que ella sólo podría repetir la última parte de las frases que escuchara, lo cual entristeció mucho a Eco quien se refugió en una cueva en el bosque cercana a un riachuelo. Por otro lado Narciso era hijo de una ninfa, Liríope, cuando nació un adivino le dijo a su madre que si su hijo se miraba a un espejo esa sería su perdición, por lo cual la madre nunca tuvo espejos en casa. Narciso era muy guapo pero no lo sabía y no hacia caso a las chicas que suspiraban por él. Siempre estaba distraido en sus propios pensamientos, un día llego hasta el riachuelo cercano a donde vivía Eco, quien le vió y quedó prendada de él pero no se atrevía a hablarle. Cada vez que veía a Narciso en el bosque le seguía sin ser vista, hasta que un día piso una ramita en el suelo y el ruido hizo que Narciso la descubriese. Narciso le preguntó: Qué haces aquí? por qué me sigues? y la pobre Eco que sólo podía repetir las últimas frases atinó a responder: Aquí...me sigues. Lo cierto fue que Eco buscó ayuda en los animales del bosque, quienes le hicieron entender a Narciso el amor que ella sentía por él, pero Narciso se burló de ella, al saber eso, Eco se refugió en su cueva llena de tristeza y muriendo de pena, dicen que hasta llegó a convertirse en parte de la propia piedra de la cueva.
La Diosa Nemesis (Diosa de la venganza) apiadada de Eco, decidió castigar a Narciso, y le hizo sentir una terrible sed, por lo cual un día en el bosque en que Narciso estaba paseando, éste se acercó al riachuelo a tomar agua pero cuando miró su reflejo en el agua, fue tan grande su impresión que quedo embelesado por sí mismo y cuentan que enamorado de su imagen se lanzó al agua para reunirse con ella, muriendo ahogado. En el lugar donde murió nació entonces la flor del Narciso, que crece en las aguas de los rìos reflejandose en ella.
Como vemos fue triste el final de Narciso y el de Eco también, creo que aunque Narciso no se había visto nunca en el espejo ni sabía de su belleza, era de por sí arrogante ya que el sólo hecho de burlarse de Eco y de su amor deja mucho que decir de él mismo, aún más cuando quedó prendado de su belleza al ver su imagen en las aguas del río.
Lo cierto queridos amigos es que la vanidad no es ciertamente una virtud, lo único que nos acarrea son frustraciones y decepciones pero sobre todo oscuridad, porque donde hay vanidad no puede brillar la luz del conocimiento y la verdad, en otras palabras es un camino sin luz.
Y para terminar les dejo una cita sobre la vanidad:
La vanidad es el enemigo nato de la serenidad y de la reflexión sensata. Adolfo Kolping
Me despido con un abrazo en la luz,
Dina
(Imagen: Narciso, pintura de Caravaggio, 1595)
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