domingo, 5 de junio de 2011

Envejecer un proceso de conciencia

Todos o casi todos sentimos miedo  a envejecer,  es un miedo aprendido socialmente, es un miedo que se nos ha ido inculcando en nuestra socialización primaria y secundaria también, en la primaria por nuestros familiares cercanos, quien de modo insconciente transmiten también ese temor al hablarnos de nuestros parientes mayores, como cuando se nos habla de los abuelos, que son viejitos, que hay que tenerles paciencia, porque ya  no pueden escuchar bien, que ya están cansados, o muy enfermos, etc...entonces nosotros como niños, vemos a esos "viejitos" como personas especiales, que hay que querer y cuidar pero que ya son algo "extraño" o raro porque no pueden hacer lo que todos los demás hacen. 

También en nuestra socialización secundaria en las escuelas, institutos educativos estudiamos el proceso de envejecimiento a nivel biológico y psíquico, y ya eso nos va reforzando esa idea de que ser viejo es algo que no nos gustaría llegar a ser nunca. Es esa mi percepción, la que tuve de niña y la que tuvieron muchos de mis amigos sobre el mismo tema.

Envejecer es un proceso natural parte del vivir, de la vida misma,  todos los seres vivos sufrimos ese proceso, ahora está claro que nuestra sociedad moderna está enfocada en la juventud, en la vida activa econòmicamente. Los que ya pasan de cierta edad, ya no son considerados aptos para trabajar, y allí vemos como se manifiesta la llamada " marginación sociogénica", pasada cierta edad ya no eres apto para optar a un empleo determinado o a muchos empleos, incluso en las notas de prensa donde se solicitan personas para trabajar siempre ponen un límite de edad, como "no mayor de ....", si eres mayor de esa edad ya no eres apto para ese empleo, sin importar que aún tengas mucha vida productiva por delante.

Envejecer conlleva al deterioro de algunas de nuestras capacidades físicas y mentales, deterioro de nuestros organos, y cambios sociales a todo nivel.

Vemos como muchas personas al envejecer deben apoyarse en sus hijos, ya sea porque están enfermas o porque ya no pueden valerse por sí solas, etc y algunos hijos deciden internar a esos padres en Casas de Ancianos, porque no pueden atenderles, porque quizá interrumpen su vida cotidiana, por las razones que sean, el anciano termina recluido en un Hogar, donde si bien tendrá la atención médica y alimenticia que requiere no tendrá el afecto que necesita en esos años de vida tan importantes para el ser humano.

Yo he vivido esas experiencias muy de cerca, cuando era estudiante hacía mucho trabajo voluntario en Residencias Geriátricas, y puedo decirles que contados con los dedos de las manos y sobraban habían ancianos que eran visitados por sus familiares, la mayoría nadie los visitaba, si bien les pagaban la residencia, nunca iban a verles, era como enterrarlos en vida, ya que su padre o madre se habían convertido poco menos que en un estorbo. Y ni hablar de las Residencias públicas, esas donde no se pagaba, esas que eran del Estado atendidas por monjitas, esos ancianos eran muy sufridos y todos practicamente abandonados, los dejaban en las puertas del Geriátrico como se abandona un perrito delante de un asilo de animales, allí los ponían en la madrugada, los dejaban sentaditos en el portón del Geriátrico y cuando las monjitas abrían la puerta en la mañana les conseguían allí temblando de frío y hasta llorando.

Ciertamente los ancianos necesitan de nosotros como nosotros necesitamos de ellos cuando fuimos niños, nosotros como hijos tenemos el deber por el amor, no por la obligación, de ayudar a nuestros padres, de darles la mano, de tenerles paciencia, asi como ellos la tuvieron con nosotros de pequeños. Pero parece ser que algunos han olvidado eso.

Y no pretendo hacer una crítica a nadie con éste post, porque cada quien hace de su vida un papagayo y lo echa a volar, sino reflexionar un poco sobre éste tema de la vejez que a todos nos va a tocar tarde o temprano, porque nunca escaparemos de ella, todos la vamos a vivir, depende de nosotros cómo la vamos a vivir y cómo la vamos a enfrentar.

"Los que en realidad aman la vida son aquellos que están envejeciendo." Sofócles 
 
Solemos decir : " Ya me están saliendo arrugas", o " tengo canas", o " me suelo cansar más rápido de los normal", etc... y entonces el miedo se apodera de nosotros, y corremos a ponernos cremas antiarrugas, pintarnos el cabello, tomar vitaminas antienvejecimiento, etc...que no digo que no ayuden, sí ayudan, pero no detienen el proceso de envejecer al cual llegaremos sin remedio, hagamos lo que hagamos. Lo importante no son los cambios físicos, sino que mantengamos el espíritu fresco.

"Las arrugas del espíritu nos hacen más viejos que las de la cara." Michel Eyquem de Montaigne
 
Lo cierto es que con la madurez y el envejecimiento, llega la sabiduría de  la vida, somos más conscientes, más seguros, más expertos, que cuando estabamos más jóvenes, lo vivido y aprendido no ha sido en balde, por ello antiguamente era el consejo de ancianos los que decidían en muchas civilizaciones  como la romana, los asuntos importantes de sus pueblos, eran los que tenían la sabiduría de saber y decidir lo mejor, por ello eran los ancianos venerados y respetados, cosa que ya hoy día vemos que no se estila. Al contrario, muchas veces son los ancianos objetos de burlas e improperios por algunos jóvenes que sin valores,  los ridiculizan y hacen mofa de ellos. Ya a ellos les llegará su día, eso es lo bueno, que nadie se escapará de vivir la vejez a menos que muera joven.

"Nadie es tan viejo que no pueda vivir un año más, ni tan mozo que hoy no pudiese morir." Fernando de Rojas
 
 
Lo cierto es que las personas mayores son relegadas en la sociedad en muchos casos, ya no se les considera apta para el trabajo asi tengan mucho que dar y ofrecer, pero en algunas sociedades más adelantadas se establecen programas de asesorías donde los asesores son personas ya jubiladas pero con mucha experiencia en asuntos laborales, es una manera de servirse de la experiencia y de hacer sentirse útil a quien aún lo es. También vemos en muchos países de Europa, por ejemplo aquí en Bélgica donde vivo como los ancianos son respetados y considerados, el Estado se ocupa de ellos en todo sentido, en construirles viviendas aptas para ellos, donde sólo habitan personas mayores de 55 años sin hijos que cuidar, también tienen centros de apoyo donde realizan actvidades y tienen comedores donde pueden los días laborables comer por un precio módico comidas sanas y balanceadas, seguir cursos, estudiar, hacer actividades como excursiones, caminatas, bailes, etc....y usan sus bicis y andan por toda la ciudad en bici, manejan muy bien, usan sus autos, y les hablo de personas ya de 80 años también, son muchas veces más activos que los que se consideran jóvenes y no se mueven para nada ni hacen ningún tipo de actividad.

Llegar a la vejez es un proceso de conciencia, pero también de corazón, envejecer es parte del camino que emprendemos al nacer, es el ocaso de la vida, donde también el miedo a la muerte se hace presente, sobre todo cuando vemos morir a otros amigos de la misma edad, sentimos que ya nos tocará a nosotros emprender ese viaje de retorno al hogar de luz, si enfermamos de alguna enfermedad de esas con pocas posibilidades de sanación, vemos como se acorta el tiempo en la tierra, entre los nuestros, sobre todo si hemos tenido la suerte de vivir aún entre los seres queridos, hijos, nietos, familiares, etc.: sentimos que ya se acerca el Adiós definitivo, y lo que podemos hacer nosotros los que aún no estamos viejos o tan viejos como ellos,  es rodearlos de amor, de cariño, hacerle su estancia lo más grata posible en medio del calor familiar.

Envejecer es un paso en el proceso evolutivo de la vida, el paso que antecede a la muerte, que es el paso final, después de la muerte evolucionaremos a otra vida, seguirá girando la rueda de las reencarnaciones y regresaremos al mundo en otro cuerpo para seguir aprendiendo y evolucionado a nivel de alma. 

Envejecer con dignidad, con alegría, con amor, aceptando el día a día, las nuevas arrugas, la cana blanca, el cansancio, pero también la satisfacción de la labor cumplida, de haber dejado a nuestro paso una semilla sembrada que continuará ya cuando no estemos. 

Envejecer sin duda es un proceso de conciencia.

Que la paz esté con ustedes en éste domingo y siempre, 

"Una bella ancianidad es, ordinariamente, la recompensa de una bella vida." Pitágoras de Samos
 
Dina 

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