Recuerdo que de niña mi madre nos enseñó a rezar a mis hermanos y a mí, nos decía cómo poner las manos y nos enseñó la oración del Ángel de la Guarda, nos mostraba una estampita del mismo, y lo veíamos allí con sus largas alas ayudando a unos niños a cruzar sobre un puente. Esa imagen siempre creció conmigo, porque incluso nuestra abuela que aunque no era muy católica, si creía en los ángeles y ella nos solía decir siempre que cada noche había que encomendarse al Ángel de la Guarda, asi el velaría nuestros sueños y nada malo nos sucedería.
Aún asi, cada noche antes de dormir, mi hermana mayor y yo, preguntabamos a nuestra madre: Mamá no nos va a salir nada? Y nuestra madre desde su habitación decia: Ya rezaron? decíamos siiiiiiii, entonces no, no les va a salir nada. Y asi nos dormiamos con la seguridad de que nada malo nos saldría en medio de la noche.
Eso de algo malo, supongo que sería miedoa fantasmas y esas cosas, los niños ya saben tienen un modo muy particular de asustarse ante lo desconocido.
Asi la idea del Ángel de la Guarda permaneció en mi cabeza y en mi corazón siempre al ir creciendo. Un protector, un guía, alguien que nos cuida y ampara de males y peligros, que escucha nuestras plegarias y nos atiende.
Con el paso del tiempo vamos madurando y vamos creando nuestras propias ideas sobre la religión y sus personajes, sin embargo el Ángel de la Guarda se convirtió para mí en ese ángel que podía tener distintos nombres, adoptando como mi preferido a San Miguel Arcángel, a quien consideré siempre mi protector.
Luego uno va leyendo, aprendiendo, conociendo personas que nos van guiando por el camino de la luz y el despertar, hasta entrar en éste camino del despertar de conciencia que ahora transito.....en mis lecturas podía ver que muchos hablaban de otros guías, en especial de los guías de los rayos de metafísica, eso me llevó a leer más sobre ello y a querer saber cuál sería mi guía y cuál mi rayo, asi poco a poco fuí meditando e internandome más y más en ese mundo espiritual, hasta que un día supe en una meditación que mi rayo es el de color Rosa, siendo mi guía el Arcangel Chamuel, perteneciente a ese rayo, desde entonces he tenido frecuente comunicación con él, alternando períodos de inactividad, pero que no pasan de ser paréntesis, ahora sé que mi guía siempre está conmigo y que San Miguel me acompaña también.
Algunas personas me han preguntado: Cómo saber quién es mi guía? eso es algo que uno debe tratar de descubrir por sí mismo, meditando, creyendo, dejandose fluir con cada meditación, y si aún asi es díficil saberlo, podemos recurrir a otros para que nos ayuden a saberlo. Hay personas a quienes los contactos con sus guías se les hacen más fluidos que a otros, y esas personas tienen dentro de su misión el deber de ayudar a quienes lo requieran, eso es lo hermoso de éste camino, estamos todos enlazados en el amor y la gratitud, y por eso debemos ayudarnos unos a los otros.
Nunca estamos solos, el camino de la vida lo hacemos bajo la atenta y amorosa mirada de nuestro guía o de nuestros guías, pueden ser varios. Creer que ésto es asi, es el primer paso para sentir que ese guía nos toma la mano amorosamente y comienza a andar a nuestro lado.
Que su guía les bendiga y acompañe siempre,
Dina
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