He estado un tiempo desconectada de mi guía espiritual, quizá porque he estado ocupada en el mundo material batallando contra el mal. Sí como lo leen, la maldad de las personas que muchas veces nos rodean es capaz de hacer que nos descentremos de nuestra parte espiritual y nos dediquemos a batallar contra esa maldad sobre todo como una necesidad de sobrevivencia.
Sin embargo, nada hacemos descentrandonos por el contrario la lucha contra el mal requiere de estar más centrados y conectados con las fuerzas de luz, que son las únicas que nos pueden ayudar a salir victoriosos de estas batallas. Asi que he vuelto a conectarme con mi guía de luz de quien he recibido el mensaje de la "Benevolencia". Y qué es ser benevolentes? Es hacer el bien como un acto de voluntad. La palabra benevolencia se deriva de las raíces latinas: "bene" de bien y "volencia" de voluntad. Es hacer el bien a los demás, ejercer la caridad, ser bueno, dar a los demás lo que quisieramos para nosotros mismos, amar a los otros, desearles el bien antes que otra cosa.
La benevolencia tiene que ver con la compasión, el perdón, la fraternidad entre semejantes. El mundo actual necesita de la benevolencia, ya que la maldad se ha propagado de modo vertiginoso. Incluso se plantea la benevolencia como el dar sin esperar nada a cambio, dar con desprendimiento, aún cuando recibamos respuestas negativas o desagradables al dar.
Yo comparto la idea de dar sin esperar nada a cambio, la idea de ser benevolentes y perdonar a quien nos hace mal, pero me pregunto hasta dónde el ser benevolentes con los demás puede llegar a que esa benevolencia vaya en contra de nuestra propia estima y sobrevivencia? Eso de poner la otra mejilla después de que hayamos sido abofeteados no lo comparto, porque si dejo que el otro me destruya con su maldad, cómo podré yo en ese estado ayudar a otros y ser benevolente y compasivo con quien necesite de mi benevolencia?
Y es un tema díficil de llevar, lo sé, porque se supone que debemos ser benevolentes sin reparar en quien sea que reciba nuestra benevolencia ni tampoco en las consecuencias que el ser benevolentes nos traiga con ciertas y determinadas personas. Les pongo el ejemplo del Acoso Escolar, un acosador es también una víctima que ha aprendido a atacar, denigrar, maltratar, ofender, pegar, etc, quizá porque su vida ha sido parecida y es lo que ha aprendido en su casa o en la calle y por eso se convierte a su vez en un acosador y en una persona agresiva, lo mismo puede sucederle en el tiempo a una víctima de acoso, si no es ayudada oportunamente aprenderá a ser también agresivo para sobrevivir. Debemos ser benevolentes con los que nos ofenden y hacen daño en en sentido de perdonarles, de no querer tomar venganza y de no desearles mal. Pero no comparto la idea de que la benevolencia que les otorgo se vuelva en contra de mí golpeando de nuevo mi mejilla. Con esto les quiero decir que perdonar y desear el bien, es cosa realmente de ser benevolentes, pero no de ser tonto. No podemos confundir benevolencia con estupidez.
Quizá algunos no compartan mi opinión, pero en mi lucha contra la maldad he comprendido que si quiero seguir aportando luz, debo cuidar de mi mismo y de mi seguridad personal. La maldad de muchos no comprende la benevolencia, hay tan poca luz en su interior que la oscuridad les ciega sin dejarles apreciar la buena intención de quien ha sido atacado y ofendido, al contrario, al verles benevolentes se aprovechan de ello porque toman la benevolencia como símbolo de debilidad y vuelven a atacarte.
Y es lamentable, pero es la realidad que nos rodea día a día. Decía Aristóteles en su "Moral a Nicómano", libro noveno, cap. V : "
"Uno se contenta con desear el bien a aquellos que son objeto de nuestra benevolencia, pero sin que por otra parte esté uno dispuesto a hacer nada con ellos, ni a privarse por ellos de cosa alguna."
Como vemos, ser benevolentes no implica dejarnos destrozar por las personas malvadas que nos desean acabar, podemos desearles el bien, pero no por ello debemos ser sus amigos ni privarnos de cosa alguna por quien no es capaz de entender ni de valorar lo que se le ofrece. Y es que me he puesto a pensar, que estas personas que tienen en su alma tanta maldad a su modo cumplen el aprender una lección de vida, ya que en esta reencarnación deben desarrollar ese rol quizá para completar su evolución, puede que muchos cambien, es posible y se arrepientan, pero otros no. Son almas que debemos ver con compasión ciertamente porque están en un aprendizaje doloroso, doloroso más para ellos como ejecutores de la maldad que para quienes son objeto de ella. Pero debemos estar atentos a los falsos arrepentimientos, ya que se da el caso que almas grises pueden usar el arrepentimiento como un modo de acercarse y causar daño de nuevo. Es lo que vivimos en estos tiempos, terrible? sí, lo es! pero es la realidad.
Yo quisiera escribirles que todos debemos poner la otra mejilla, que debemos ser benevolentes en toda la amplitud del término, que no importa cuánto nos humillen, maltraten, denigren, ofendan, acaben, sino siempre estar ahí dispuestos a recibir más maldad. Pero no puedo decirlo, son hermosas palabras, pero no son útiles ni prácticas en este mundo tan deshumanizado en que vivimos. Les digo que perdonen de corazón, que no piensen en la venganza, que no se llenen de odio, que sean compasivos, es decir deseen el bien a sus adversarios, enviénles luz y amor con los pensamientos, pero no se dejen acabar por ellos, sean benevolentes con ustedes mismos, deseen el bien para ustedes también, cómo puedo ser benevolente con los demás cuando no lo soy conmigo mismo?
Se han detenido ustedes a reflexionar sobre esto?
Platón decía: "No vengarse de un enemigo cuando se halla la ocasión, es una prueba de humildad; más el compadecerse de él cuando ha caído en la adversidad, y prestarle los socorros que pidiere, es señal más grande de benevolencia y generosidad".
Y ciertamente si encuentro a una persona que me ha hecho mucho daño y está en apuros y sólo yo puedo en ese momento prestarle socorro, debo hacerlo, es decir si hay que llevarle a un hospital, llamar a una ambulancia, auxiliarle en modo de salvarle la vida o apoyarle, hay que hacerlo sin dudar un segundo, sin pensar en el daño que te ha hecho, he allí la benevolencia, pero no quiere decir que si una persona que sabes que es mala y que no ha cambiado se acerca a tí con falsas promesas, no debemos caer en su juegos, lo mejor es alejarnos, porque seguro viene con una mala intención a querer dañarte de nuevo, recuerden que estas personas disfrutan haciendo mal. Entonces es allí cuando debo ser benevolente conmigo mismo y resguardarme.
Dice Antonio Machado: "Benevolencia no quiere decir tolerancia de lo ruin, o conformidad con lo inepto sino voluntad de bien".
Y asi es, no ser tolerantes con lo ruin, con la maldad, con la voluntad de hacer daño del otro, no podemos tolerarlo, podemos y debemos desearle el bien, pero no podemos ni debemos dejar que nos destruyan.
Confiemos en que nuestro planeta pueda convertirse con la gracia de la luz y el amor en un lugar para la benevolencia genuina, para el perdón, la transmutación del mal, donde la fraternidad y el bien entre los hombres sea voluntad de todos.
Que la paz y la luz les acompañen siempre,
Dina
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